3 Dic 2021
NOTAS DE PRENSA
El ciclo ‘Debates Urbanos’ en torno al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Santander vuelve el próximo día 14 de diciembre y cuya charla-coloquio pondrá sobre la mesa las necesidades del barrio de San Román de la Llanilla bajo el título ‘Periferia urbana, la vida al límite’. Se desarrollará en la Cooperativa del Campo de San Román a partir de las 19.00 horas.
Los ponentes de la charla serán el ingeniero de caminos Daniel de la Hoz que hablará de movilidad y la calle como un espacio público, la doctora arquitecta Zaida Muxí que se centrará en el urbanismo y la revitalización de la periferia, la también arquitecta Gema Sotero cuyo tema será la calidad urbana y los parques, y el ingeniero agrónomo Alberto Cruz con el parque agrario como temática.
La morfología tradicional de San Román ha sufrido en los últimos cincuenta años una transformación completa, al igual que ha sucedido con el resto de los asentamientos del medio rural de la periferia de Santander. La ciudad absorbe los pueblos periféricos, que pasan a formar parte de una estructura urbana, muchas veces necesaria para acoger a la población joven desplazada del centro. Esta transformación se produce al ritmo que impone el desarrollo urbanístico, que en el caso de San Román ha producido una renovación del entorno de los nuevos desarrollos, centrado en la edificación de parcelas privadas, fomentando que la trama original haya quedado físicamente intacta, pero funcionalmente desbordada por los nuevos usos, entre los que el agrario ya no es el dominante.
El Plan General de Santander, que está vigente desde 1997, preveía la ocupación de los prados y huertas de San Román para acoger nuevos vecinos, y con ellos nuevos parques, nuevas dotaciones y nuevas calles. Sin embargo, una mirada pausada permite comprobar cómo los nuevos residentes han llegado, pero no así las dotaciones, que son las mismas que había en origen. Esta situación genera desequilibrios que el propio urbanismo debe resolver.
Como sucede en muchos pueblos de las periferias urbanas, estos desequilibrios son provocados por la baja densidad y la monofuncionalidad, que han sido imperantes en el desarrollo urbano de las ciudades desde la segunda mitad del siglo pasado. Estas pautas contribuyen a que las personas vivan un poco más lejos unas de otras y desincentivan la existencia de comercios, oficinas, talleres, centros sanitarios, educativos, sociales o deportivos a los que llegar andando. Se implanta así un urbanismo principalmente diseñado para el varón de clase media con trabajo y coche, que incrementa la vulnerabilidad del resto de ciudadanos. El papel que la sociedad asigna a la mujer se ve especialmente afectado por ese urbanismo disperso y zonificado, siendo positiva para todos los ciudadanos una visión global, que además es generadora de una sociedad más inclusiva.
Cuando la ciudad se construye a pedazos y sin continuidad no se puede llegar andando a ningún sitio. Cuando se dificultan las conexiones y el intercambio, las personas sin acceso al vehículo privado pierden su autonomía; los menores no se encuentran en la calle al ir a sus clases: los mayores apenas se atreven a salir de casa. Si todo se hace en coche, se pierde la vida de calle y se fomenta el aislamiento. Para evitarlo hay que planificar y diseñar calles más humanas, concebidas como un espacio público de relación social y de encuentro, que inciten a recorrerse y faciliten la estancia, que estén conectadas a la red de dotaciones públicas y de espacios verdes. El espacio público debe diseñarse considerando todas sus dimensiones, desde el pequeño ensanchamiento de calle con bancos y árboles, hasta los parques urbanos, pasando por los jardines y las plazas. Todas estas escalas son necesarias en el día a día, y se complementan con los espacios naturales existentes fuera de la ciudad, a los que hay que llegar a conectarse y así crear una verdadera infraestructura verde.
Ese espacio natural que rodea las ciudades tiene un gran valor, ya sea por su paisaje, por la vinculación con la cultura local o con los usos tradicionales del territorio. En el caso de San Román este espacio de transición es un territorio agrario, que aún hoy se encuentra en producción, aunque está sometido a grandes tensiones urbanísticas. Algunos anhelan su protección, deseando que permanezca inalterado; mientras, otros ven en estos espacios zonas de oportunidad para acoger el crecimiento de la ciudad. Estas visiones contrapuestas exigen analizar las opciones que permitan preservar su valor sin la pérdida de su razón de ser, y la figura del parque agrario es una iniciativa más, una solución intermedia entre la fosilización del paisaje y su transformación irreversible.
Todos estos aspectos son los que las Asociaciones de San Román, en colaboración con los colegios de los profesionales a los que compete la planificación urbanística de las ciudades, quiere abordar el día 14 de diciembre en el Salón de Actos de la Cooperativa de San Román, con la pretensión de dar a conocer las opciones que permitan alcanzar un equilibrio que satisfaga a todos.
Dar voz a la ciudadanía
‘Debates Urbanos’ es una iniciativa de la Demarcación de Cantabria del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y del Colegio de Arquitectos de la región en colaboración con las asociaciones vecinales de Santander, que impulsan este ciclo de debates para continuar a la dar voz a los ciudadanos en el proceso de elaboración del nuevo Plan General de Ordenación Urbana de Santander.
Para ello, el enfoque del ciclo pretende tratar temáticas muy concretas que sean de interés para cada una de las asociaciones vecinales implicadas, en un formato de encuentro en el que se enmarquen los temas desde una perspectiva técnica, por reconocidos profesionales en el campo que se trate, lo que permitirá entablar un coloquio en el que puedan surgir debates de los que resulten iniciativas que puedan ser valoradas por quienes tienen la tarea de definir el futuro de la ciudad.